Tania Gutiérrez Montero, linarense y bailarina profesional ha tenido que llevar sus pasos, ritmos y expresiones desde la academia al computador, y es que como a muchos, la pandemia le ha obligado a reinventar su enseñanza en Danzas Ancao, la academia que lidera.

Hoy, en el Día Internacional de la Danza, ella y muchos bailarines/as lo conmemoran lejos de los escenarios, pero más allá de la falta de presentaciones o clases en vivo, la pandemia ha dejado en evidencia un antiguo problema para los artistas: la precarización laboral del gremio en el país y claramente en el Maule.

Tania trabaja con dos líneas, la danza moderna contemporánea y la técnica academia, más conocida como Ballet, es directora de la academia de compañía Danzas Ancoa, coordinadora de la mesa de Danza de Linares, integrante de la mesa regional de Danza y miembro del Sindicato de Artistas de la Danza. Ella desde hace años vive los matices de ser artista en la región, entre su felicidad por ejercer y las dificultades de las precarias condiciones laborales. Un escenario que se ha complejizado en “tiempos de coronavirus”. 

“La primera denuncia de nuestro gremio y que lo vivo yo también, es algo transversal, es que los artistas no contamos con seguridad laboral.  A nosotros no se nos hacen contratos, todo es a honorarios y por supuesto perdemos, por ejemplo en el caso de las mujeres, una bailarina no tiene derecho a tener un pre o postnatal, a presentar una licencia médica, seguro de cesantía nada. Yo entiendo, si es que voy a hacer un taller por un mes o dos meses, algo puntual, pero yo trabajo desde el 2004 o 2005 dando talleres a honorarios”, aseveró.

Tal realidad, según explica, se vive generalmente en la relación con los municipios y teatros regionales, con quienes tienen mayor vínculo laboral. “Los gestores, directores, gerentes de los espacios, ellos tienen un contrato, saben que aunque no se esté haciendo nada o cosas online tienen su sueldo asegurado y no todos se han movido igual para hacer cosas con los artistas”, dijo.

Centralización de la danza

A sus 52 años, recuerda que tuvo que viajar a Santiago para estudiar danza en el Centro de Danza Espiral dirigido y fundado por Patricio Bunster y Joan Turner, el cuál se fusionó con la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Hoy, pese al transcurso de los años, la centralización en la enseñanza de la danza sigue igual.

“Acá en la región no hay donde estudiar danza de forma profesional. Todos los centros de formación profesional en Chile están en Santiago. Ya urge y se hace necesario descentralizar la enseñanza profesional de la Danza, así como hay en todas las carreras”, aseguró.

La precarización laboral ha pasado factura en este año, más aún con la paralización de muchas actividades. Sus ingresos se han limitado algunas clases particulares y el retiro del 10%, que años atrás pudo lograr entre muchos baches de cotizaciones por trabajos a honorarios.

La importancia de danza en pandemia 

Considerando el escenario actual de pandemia y sus restricciones, Tania resalta la importancia que debería tener la danza, no solo en lo profesional, sino también en cualquier persona, en días donde ha disminuido la movilidad. 

“No basta moverse del living a la cocina, de la cocina al patio. El cuerpo necesita expresarse, sentir la postura, trabajar la flexibilidad, la columna. Hay un tema de salud física y mental, en el que puede contribuir enormemente al bienestar de las personas la danza”, contó. 

Lo mismo sucede, con el bienestar y salud mental. “Han visto con estudio que niños y jóvenes están con problemas de irritabilidad y problemas de salud a un año del encierro, está claro cuál es la importancia de la danza (...) la danza es muy importante, ayuda a liberar endorfinas, canalizar”, detalló.

¿Qué se debe fortalecer?

Si bien el escenario de la Danza en la región se muestra adverso, Tania espera poder conmemorar otros años con un panorama diferente. Como propuesta,  cree necesario la creación y puesta en marcha de un plan nacional de desarrollo de la danza con representación en cada región.

“Me llama la atención que el Teatro Regional del Maule no tenga un Ballet, tienen orquesta, pero no tiene un Ballet que podría dar trabajo a profesores de danza y canalizar la inquietud y talentos de las personas que le gusta la danza en el Maule”, dijo. 

A su juicio, dicho plan debería comprender, entre otras cosas, la creación de escuelas y una cartelera, “eso hace lo que se llama formación de audiencia, que la gente se acostumbre a ver a sus artistas locales, que los valore, los siga”,cerró.